Hace unas semanas tuve la oportunidad de caminar en el mismo lugar donde apróximadamente cuatro millones de personas perdieron la vida a manos de la Operación Reinhard o la Solución Final del partido Nazi para la cuestión judía.
Debo admitir que la atmósfera que se respira y se siente en dicho lugar es muy peculiar -como cualquier sitio que tiene una historia que contar- es como si el tiempo se detuviera por un instante y todas las personas que lo visitan formaran parte de una recreación, no literal, de la vida dentro de un campo de concentración. Me permito explicarme:
Cuando llegué a Auschwitz, llevaba más de tres días sin tener acceso a una ducha (viajes en trenes y días express en ciudades express), mi ropa estaba sucia y mal oliente, llevaba puestas unas botas de excursión manchadas de lodo a causa de la lluvia y mi alimentación tampoco había sido la mejor hasta ese punto. Mientras mi hermano y yo leíamos los recuadros históricos que están fuera del campo, camiones y camiones llegaban con más y más gente que venía exactamente a lo mismo que yo...
Habiendo pasado la entrada y adquiriendo los boletos para la excursión del predio, nos dirigieron a una sala para presenciar un documental con el pietaje filmado por el ejército rojo al momento de la liberación de Auschwitz el 27 de Enero de 1945; sin comentarios.
Después de 20 minutos de cine, pasamos al recorrido principal, la gente se aglutinaba alrededor de sus respectivos guías quienes, como buenos pastores, llevaban a sus grupos por cada uno de los bloques que conformaban el ghetto prisión que era Auschwitz I.
Pasando el arco con la famosa leyenda "Arbeit Macht Frei" (El trabajo los hará libres), los bloques se cernían sobre uno en intervalos iguales, uno a cada lado y con la misma separación entre ellos. Las personas, aglutinadas y ansiosas por escuchar las intrucciones y explicaciones de los guías caminaban en procesiones silenciosas ocasionalmente interrumpidas por el murmuro de alguna conversación. Como puse en el post anterior, la barrera del idioma seguía siendo infranqueable, para mí, bien podrían estar diciendo "Dicen que sólo vamos a las regaderas a darnos un baño y regresaremos de inmediato", pero yo no sabría decir.
A cada edificio que entraba el corazón se me achicaba cada vez más. Pude ver las maletas que habría perdido, mis efectos personales, mi ropa, mis zapatos y los de los niños que venían tras de mi, su ropa y el cabello de todas las señoritas que estaban presentes; claro, si es que mi visita hubiera ocurrido en 1942. Por otro lado, los uniformes que me hubieran vestido en ese entoncees me provocaron una sensación de malestar en cuanto los vi.
Más adelante vi el paredón de fusilamiento donde muchos recibieron un disparo en la nuca acusados de, bueno, nada; al igual que las celdas donde cuatro personas eran obligadas a permanecer de pie juntas en un espacio de metro y medio cuadrado. Posteriormente, las fotos de los niños que el "Dr." Josef Mengele usaba en sus experimentos fueron algo sumamente inusual para mí. Irónicamente, los lugares de los que muchos hubieran querido salir corriendo, ahora se llenan de empujos y apretujones de los visitantes que quieren ver el testimonio del Holocausto.
Luego, vino el remate -para muchos de los visitantes originales, literalmente-, la cámara de gas y el crematorio...
El único sobreviviente de este campo (los demás fueron demolidos poco antes de la liberación), y a un lado del lugar donde Rudolf Höss fuera ahorcado por su participación en el proceso judío, aún es posible pasar por las tres etapas del evento. Primero, el lugar donde había que desvestirse para entrar en las "duchas"; después, la cámara en sí con las ventilas en el techo donde los oficiales de la SS tiraban las latas de Zyklon B que acabaría por matar a los cientos si no es que miles que ocupaban la cámara en determinado momento. Finalmente, los crematorios donde la evidencia era borrada y después tirada al cauce de los arroyos cercanos, o bien enterrada en fosas comunes...
En resumen, las piedras que crujían bajo mis botas, las alambradas eléctricas, las atalayas, los bloques y el crematorio no hubieran sido nada del otro mundo sin el efecto de la aglomeración de personas que visitaron conmigo el campo y sobrevivieron para contar la historia...
Friday, October 19, 2007
Auschwitz I
Posted by Shaman at 11:11 AM 1 comments
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