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Thursday, September 03, 2009

Las desaventuras e infortunios de Piggy Chalmers, cap.1

Piggy Chalmers era un cerdito como cualquier otro cerdito, sólo que su casa era más cómoda que la del resto. Una pequeña cabaña en medio de un bosque, ubicada a las faldas de una montaña que se cernía sobre un lago en el pueblo de Salamitiville.

Desde hace mucho, Piggy vivía solo en la cabaña que pertenecía a sus padres, y sus días transcurrían como cualquier día de cualquier persona en un pueblo así. Casi siempre desayunaba un poco de todo, menos chocolate caliente ya que, siempre que lo tomaba, su estómago no sabía que hacer con él y, por lo general, acababa en cama tres días y tres noches con dolores y mareos.

Sin embargo, todo lo demás que podía desayunar era desayunado con el apetito propio de un cerdo como él. Un par de huevos revueltos compartiendo espacio con dos enormes waffles bañados en la mejor miel de maple que la Botica de Isis podía ofrecer. A la derecha, un gran vaso de leche junto al jugo matutino centelleaba bajo la luz del sol, alumbrando el segundo plato con un delicioso pan francés y mermelada de zarzamora, su favorita.

Ese día, Piggy se había levantado un poco malhumorado puesto que, a media noche, una gotera se abrió en el techo justo encima de su cama. Completamente sorprendido y mojado, tuvo que correr a la cocina por un balde metálico que normalmente usaba para traer agua del pozo que estaba fuera de la cabaña. Una vez que regresó a su cama, puso el balde encima y quedó conforme al ver que su cama no se mojaría más.

Pero...entonces, ¿dónde iba a dormir él?

Pasó largo minutos oyendo el incesante goteo mientras pensaba una solución. La mesa de la cocina no era un lugar apto para dormir, el sofá de la sala era demasiado incómodo y ni siquiera pensar en la tina del baño. Además, era muy tarde para subir y arreglar el agujero en el techo y él no tenía la menor idea de cómo arreglar algo así.

-Si tan sólo pudiera dormir en mi cama sin mojarme- pensó enfurruñado mientras paseaba por la recámara.

En ese momento, una gran idea atravesó su cabeza. ¡Por qué no ponerse el balde en la cabeza y seguir durmiendo en la cama! Mañana, a primera hora, iría por Guch el carpintero y todo volvería a la normalidad.

Todo esto parecía la solución perfecta si no fuera por un solo detalle, al momento de ponerlo en práctica, el golpeteo de las gotas sobre el metal hacía un ruido insoportable para poder dormir. Pero, Piggy Chalmers tuvo su segunda gran idea de la noche -Pondré una almohada dentro del balde y así el ruido no será tan fuerte-.

El remedio funcionó y Piggy Chalmers durmió como hacía mucho no dormía.

El sol salió y, terminando su generoso desayuno, se dirigió a la tienda de Guch para pedirle su ayuda.

Pero, algo raro sucedió mientras caminaba por las calles.

Toda la gente que caminaba cerca de él estallaba en carcajadas y risotadas hasta quedar rodando sobre el piso y así fue hasta que llegó a la tienda. Al entrar iba a contarle a Guch sobre lo que estaba pasando pero, en cuanto el carpintero vio a su amigo entrar por la puerta, sufrió del mismo mal que aquejaba a las personas de la calle.

-¡¿Pero qué les pasa a todos?!- voficeró Piggy con desesperación.

En ese momento, Guch señaló un espejo que tenía en la tienda y lo que el cerdito vio en el reflejó, lo explicó todo. El balde que tan ingeniosamente había protegido su sueño, seguía sobre su cabeza...

Saturday, May 09, 2009

Diario de las prohibiciones, Día 4

Fue sucinto pero efectivo...

Ayer me di cuenta de que el miedo que a veces hace presa de mí es totalmente infundado y más con respecto a los demás de lo que me gustaría admitir.

No voy a elaborar mucho, sólo diré que el vértigo del que habla Kundera -fascinación por el vacío- tiene que convertirse en mi mantra. No tanto como suicidarme, metafóricamente hablando, pero sí empezar a decir una de las frases más conocidas del mexicano: Chingue a su madre!

Si el resultado es bueno, excelente; si no, vale madres, por lo menos aprenderé algo.

Ah, por último, la prisa es para lo que no saben disfrutar de las cosas.

Comienzo a entender a Treebeard: "Don't be hasty".

No obstante, no tengo la vida de un árbol...