Hace unas cuantas semanas, un compañero bloggero me recomendó visitar el blog -valga la redundancia- del Sr. Héctor Zagal. Siendo un ignaro de la obra del mencionado autor, me sorprendí al encontrar una serie de entradas bajo el título "Yo, Satán" -la cual, se encuentra en si séptima entrega-.
Como ávido fan que soy del Inombrable, Chamuco, Chahuistle, Maligno, Luzbel, Lucifer, Satán, Barrabás, Belzebú, Belial, es decir, del mal en cualquiera de sus encarnaciones, leí con entusiasmo las primeras tres partes de la saga de Zagal...
A falta de otra expresión que pueda englobar esta lectura, me quedé atónito por las palabras que devoraban mis ojos mientras mis dientes abrían una vez más la piel de mis dedos; emoción pura. En todos mis años de lector y promotor del mal como una parte innata del ser humano, al igual que una sin la que no tendría sentido vivir, jamás había visto tal despliegue de conciencia y facilidad para hacer que el Diablo hablara con el lector -lo más cercano había sido el libro de "Los Siete Pecados Capitales" de Fernando Savater-.
En fin, después del sobresalto y el subsecuente orgasmo literario, se me antojó una tesis que ya había expuesto con anterioridad en este blog sólo que, esta vez. visto desde un punto más literario: Tesis vs. Antitesis.
Como lo había manifestado en entradas anteriores, existe un equilibrio irrefutable en el universo; Yin-Yang, Bien/Mal, Blanco/Negro, Luz/Noche, 0/1, Ominos/Oniris, etc. Ahora bien, sobra resaltar que el uno no funciona sin el otro, se niegan y se contienen al mismo tiempo que están en conflicto eterno Homeostasis/Transistasis, Eros/Thanatos, Ello/Super yo; basta.
Partiendo desde este punto de vista y juntándolo con el maravilloso discurso de Zagal, me fascina concebir la siguiente idea: Dios -aquel ser supremo de la visión católico-cristiana que creó al mundo en seis días (un poco precipitado para mi gusto), envió a su hijo para redimirnos del pecado (aka Naturaleza Humana) y que es omnipotente y omnipresente (una vez más, ¿para qué queremos la Iglesia?)- aún en su gloria y eterno poder y visión, necesita una contraparte.
Alguien lo suficientemente inteligente para superar las preguntas retóricas y contradicciones filosóficas del discurso divino; pero, al mismo tiempo, un chivo expiatorio a quien imputar los achaques de la dicotomía del bien y del mal -en efecto actúa de maneras misteriosas-; alguien que conociera la limitada capacidad racional del ser humano y pudiera valerse de ella para poner en jaque al Divino; Dios no es Dios si no tiene al Diablo.
La filosofía nos dice que el ser humano está aquí para buscar "el bien" que, en última instancia lo lleve a la "felicidad" -aunque de manera fugaz- sin embargo, jamás se nos ha dado un concepto a la usanza 2+2=4 de lo que es el bien (agradezco a Nietszche por recordarnos lo absurdo que es la absolutización del lenguaje como paradigma de conocmiento). Sólo sabemos que el bien es bueno y que el vicio es malo -no obstante no entendemos la naturaleza del mal-.
En fin, regresando a la Lucha de Titanes, me permito citar un párrafo de la fuente que inspira este texto:
"Lee en la Biblia los primeros instantes de la creación: “Dijo dios, «haya luz», y hubo luz. Vio dios que la luz estaba bien, y apartó dios la luz de la oscuridad. Y llamó dios a la luz «día», y la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero”. ¿Te das cuenta del absurdo? Los curas me llaman Príncipe de la noche, Señor de las Tinieblas. ¡Dios creó mi reino!
[...]
Dios nos presentó a Jesús-el-animal-humano. Animal con dos patas. Y nos ordenó hincarnos ante él. Lo hicimos. No era cuestión de enemistarse con el creador. Fue entonces cuando, satisfecho de vernos de hinojos ante una bestia, a nosotros sus poderosos ángeles, no mandó adorar ese Jesús con el culto que sólo a dios puede darse. “Ese hombre es dios; ese hombre soy yo”.
Miguel, el pusilánime, besó el suelo y exclamó en latín, un idioma recién inventado unos segundos antes: serviam! Te serviré. Detrás de él se escuchó el murmullo de los borregos: dios no los había creado y los ángeles ya parecían un rebaño de corderitos tontos. Bee, bee, bee: serviam, serviam, serviam.
Me puse de pie y grité. Mi chillido se escuchó hasta la tierra, que aún no existía. Imposible. Ese Jesús no podía ser dios. Nuestro creador había impuesto en el mundo de las bestias el imperio del principio de no contradicción: en los cuerpos, en el reino de la materia, nada puede ser y no ser al mismo tiempo. ¿Cómo iba a ser que ese Jesús fuese, simultáneamente, un hombre finito, y un dios infinito? ¿Dónde quedaba la lógica que el creador había impuesto para el mundo físico?
Comprendí el alcance de la prueba. Dios quería probar nuestras inteligencias."
Pasando este intermedio literario, prosigo.
En este momento, Dios se da cuenta de quién es un digno rival para combatir por la eternidad. La pregunta capciosa fue respondida por una de sus creaciones, la única que supo que la respuesta correcta no era agachar la cabeza nada más porque sí, sino cuestionar el mandato para descubrir la respuesta a la pregunta universal: ¿por qué?
En breve, Lucifer se dio cuenta del error logíco en la petición del Señor; es por eso que es exiliado del Cielo y mandado al Infierno -creado por el Creador-; por ser inteligente por ser merecedor de la rivalidad y el respeto de Dios; por ser diferente.
Podríamos alegar que el Dios mismo quien creó al Diablo y quien le dio su área de juegos, pero no tendría caso destruir a la única persona que representa un reto, ¿o sí? ¿Dónde queda la diversión, el reto, el otro? Ese otro que otorga autoconocimiento -difícil saber si es necesario en este caso-, que reta y obliga al ingenio a evolucionar en busca de un resultado a favor...
Dios creó al Diablo a causa de aburrimiento de ser supremo, de ser irrefutable. Batman creó al Guasón, tal vez de manera inconciente, porque lo necesita; Harry Haller y el Lobo Estepario; Capuleto y Montejo; Lestat y Louie; y la lisa sigue. Todo ente -terrenal o supracorpóreo- necesita un opuesto, una fuerza negativa (o positiva) que provoque un conflicto a resolver.
El mal es necesario, punto
Nota: Gracias a Zagal por inspirar este discurso. Larga vida a Lucifer...
Para mayores informes: www.hzagal.blogspot.com
"Donde Dios tiene su Iglesia, el Diablo tendrá su capilla" -Proverbio español
Thursday, December 20, 2007
¡Por las barbas de Lucifer...!
Posted by Shaman at 9:56 PM 2 comments
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