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Tuesday, November 25, 2008

Entre Bataille y Kundera

En vista de que mi acostumbrada avalancha de palabras y debrayes se niega a cooperar desde hace rato. Decidí hoy postear mis impresiones sobre los dos libros que tienen mi atención hoy en día. Uno es Madame Edwarda del maestrísimo Georges Bataille; el otro el La Insoportable Levedad del Ser de Milan Kundera.

Aviso: no he terminado ninguno de los dos, de hecho, en el primero acabo de terminar el prólogo.

En fin, resulta que ambas obras son muy diferentes y, al mismo tiempo, muy parecidas en tanto que tocan temas de fundamental importancia para el ser humano: las relaciones interpersonales y la eterna lucha entre el placer y la culpa.

Por su parte, Kundera aborda un análisis muy complejo y lleno de analogías de los dos estados que aquejan al hombre: la levedad y el peso, de actos, emociones, sentimientos, interpretaciones y demás. Transitando de una a otra a través de los personajes y sus percepciones en ocasiones yuxtapuestas entre sí, en constante conflicto y aprendizaje.

En cambio, Bataille comienza su obra reflexionando sobre la actitud tradicional hacia el placer y el dolor; de cómo la risa profesa hipocresía cuando resulta del encuentro con lo repugnante; de la necesidad de las mentiras y de cómo el horror y el deseo se encuentran íntimamente ligados.

Si le jugamos al crossover, ambos autores nos dan aproximaciones a una de las realidades más grandes en la vida del ser humano: la eterna dicotomía entre lo que se debe/puede hacer y lo que no.

La línea entre el bien y el mal nunca está del todo clara -siempre y cuando, se vea con un microscopio-, la mayoría de las personas creen saber distinguir entre uno y otro con diáfana precisión. Sin embargo ese tiro certero comienza a flaquear, de manera proporcionalmente indirecta, al número de variables que aquejan una situación.

Ej. 1: Matar es malo...

La respuesta más común sería...ehhh...¿sí?

Bueno, de acuerdo con los fanáticos moralistas, esto es correcto. Pero, ¿la respuesta es siempre la misma?...NO!!!! Si el paradigma sobre quitar la vida fuera absoluto no existiría la pena de muerte en varias partes del mundo, ejecuciones y genocidios no serían la comidilla de cada día en esta sociedad. Curiosamente, existen parámetros para definir si una muerte es válida o no -they got a book for everything-.

Está bien matar si ha matado, está bien matar si traiciona a la nación, está bien matar si las "autoridades pertinentes" así lo deciden, está bien matar en defensa propia, está bien matar si es aliado de Satanás...y la lista sigue.

Ej. 2: La religión es buena...

Mmmmta, bueno, no se me ocurrió otra cosa. Según la gente...sí también

Mientras que concuerdo totalmente con que hombre sin Dios -ojo, DIOS, palabra que no distingue a nada más que un ente superior- no soy muy partidario del fanatismo extremo (de cualquier bando). Llámese Jyhad, Cruzada, Santa Inquisición, Movimiento Iconoclasta, Operación Reinhard, o cualquier otra iniciativa de persecución religiosa, uno no puede aseverar que SU DIOS es el único y verdadero; mucho menos empezar a matar a cualquier hijo de vecino que piense lo contrario o, peor tantito, intentar convencerlo de que ha vivido en una mentira y que el camino correcto es tal o cual...

Caso claro, los misioneros...no diré más.

Entre que ambos ejemplos son medio revisados y extremos, no dejan de ser ciertos. Ahora bien, extrapolen eso a terrenos interpersonales (noviazgos, matrimonios, concubinatos, etc...) y sabrán que también aplica. La modernidad nos ha traído un montón de nuevas modalidades para acurrucarnos con un(a,os,as) ser querido y ser felices sin tener la menor preocupación.

De igual forma, hay quienes dicen saber cuáles de estos estadios son buenos y malos. De nueva cuenta, sólo lo dicen cuando lo ven de lejitos, ahí, donde no les moleste ni les achaque...idiotas. Todo mundo sabe opinar sin conocer, habría que ocuparse de conocer para opinar; que si la infidelidad, el aborto, el embarazo, el arrejunte, el matrimonio incómodo, los celos, juicios de custodia y demás, no hay common law para ello. Cada caso es tan distinto como las personas que lo conforman y nadie, más que los implicados, saben si prefieren el peso o la levedad de sus actos que, al mismo tiempo que los espantan, relativamente desean...

Perdonen si esto está muy disperso, mi cerebro y yo no estamos muy coordinados últimamente.

Por cierto, ya pa' terminar, ¿Alguien cree que el avionazo de Mouriño fue accidental...?