Ya tenía rato que no asomaba mi horrorosa estampa por esto lares, y por eso me disculpo con los que hayan entrado a esta página buscando algo nuevo. Aunque, bueno, no me consta que mucha gente se haya interesado en este espacio.
En fin, vamos a lo que importa. Hace tan sólo unos minutos estaba platicando con un buena amigo vía el Mensajero del Mal -Messenger- y pues estábamos conversando sobre el momento tan extraordinario que se cierne sobre nosotros (para todos aquellos que no sepan, estoy a 3 días, 12 horas y 19 minutos de terminar mi licenciatura). Entonces, salió la pregunta obligada ante esta circunstancia: ¿quiénes crees que se queden después de esto?
Mi réplica tuvo que esperar, pues otra pregunta fue puesta sobre la mesa: a esta edad ¿sabes quiénes irían a tu funeral? Yo respondí que, en este preciso momento, quería creer que conocía la respuesta. Mi interlocutor dijo lo mismo y lanzó todavía otra pregunta, anexando una referencia literaria.
-¿Por qué tenemos que crecer, alguna vez leíste la madre esade la vida según...
-Quino
-Ese
Estimado lector, si no has leído este fragmento te ahorraré la búsqueda en Google o cualquiera de sus similares:
La vida según Quino:
Pienso que la forma en la que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: uno debería morir primero, para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí.
Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.
Luego fiestas, parrandas, drogas, alcohol, diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estás listo para entrar a la secundaria.
Después pasas a la primaria y eres un niño(a) que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo.
Luego pasas a ser un bebé y vas de nuevo al vientre materno y ahí pasas los mejores y últimos nueve meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo.
¡Esto sí que es vida!
Ahora bien, mi investigación me ha informado que el texto citado no es en realidad de Quino, sino que se utilizó su nombre para darle difusión al texto. Al final del día, eso no tiene la menor importancia con esta entrada.
El verdadero meollo del asunto está en la siguiente reflexión. Sí, es cierto que nos está destinado crecer, envejecer y morir (bien lo dicta la biofísica y otras disciplinas), también es cierto que este proceso normalmente nos hace sentir un tanto tristes y melancólicos por lo que hemos dejado atrás; amistades, relaciones, familiares y un sin fin de experiencia que podrían convertirse en la telenovela más exitosa jamás escrita o en una epopeya digna del homérida más diestro.
En fin, el cúmulo de nuestro tiempo vital, en ocasiones se nos presenta como aburrido y sin chiste. Sin embargo, he visto a más de una persona romper en llanto al recordar cosas que solía pensar como intrascendentes y faltas de emoción o excitación alguna; muchas veces no apreciamos el valor de un recuerdo hasta que volvemos a él tiempo después, cuando varias lunas han pasado y nuestra piel se ha marcado de recuerdos.
Ahora bien, volviendo al texto citado, no me resulta extraño ni inesperado tener esa reacción de "por supuesto que debería de ser así", definitivamente recordamos los años mozos como los más divertidos y despreocupados. Pero tendemos a obviar que la madurez y la vida adulta también tienen sus encantos.
Pero la parte central de esto viene a ser una posibilidad que acabo de reflexionar (cuándo, jajaja): ¿Qué pasaría si al llegar el momento de nuestro "fin", y después de pasar a mejor vida, volvieramos a abrir los ojos al mismo lugar en el que fallecimos para comenzar un trayecto en reversa hasta nuestro nacimiento?
Se me antoja como una percepción interesante de "la vida después de la muerte" o más bien "la muerte antes de la vida". Sería muy interesante comenzar un camino de regreso desde el punto en el que terminamos hasta el punto en el que comenzamos; pasando por todas esas experiencias que nos han provocado nostalgia, alegría, tristeza, enojo, indiferencia y todas esas emociones que nos hacen, inexorablemente, humanos.
¿Cómo sería el trayecto de regreso? ¿Estaríamos conscientes de lo que ya vivimos, o sólo sería como empezar desde cero pero al revés? ¿Si tuvieramos el conocimiento de lo que ya vivimos, haríamos lo mismo otra vez, o intentaríamos el otro camino?
Personalmente, no podría responder, pero se me hace una posibilidad por demás interesante y alternativo a todo ese aspecto autoflagelante y determinista que es el Cielo o el Infierno; la reencarnación en un pato o algo así (aclaro, no tengo nada en contra de estas acepciones, sólo estoy haciendo hipótesis); o pagarle a un barquero para cruzar un río.
Estimado lector, dejo aquí las teclas de mi computadora para que puedas reflexionar o desechar lo que acabas de leer. Me despido diciendo que, si bien la vida es tan rápida como un parpadeo -comparada al tiempo universo- y en ese parpadeo aprendemos y vivimos tantas cosas, ¿por qué no hacer de ese parpadeo el más intenso y memorable? si bien lo tuvieramos que vivir en reversa, que el viaje sea igual o mejor que el de ida. Hasta pronto...
"We're here to laugh at the odds and live our lives so well that Death will tremble to take us..."
- Charles Bukowski
Tuesday, May 15, 2007
Erase and Rewind
Posted by Shaman at 1:43 AM
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comments:
Maximus le dice a Cómodo: "Un hombre sabio me dijo alguna vez que la muerte siempre nos sonríe. Lo único que nos queda es devolverle la sonrisa".
Sería bueno que tras el último "bip" del monitos, el último "pum" regresaramos el tiempo y vivieramos en reversa. Quizá de esa forma podríamos solucionar o reflexionar sobre lo que nos acontenció.
Post a Comment