Ayer, después de una desesperada sesión de chat con una valiosa amiga, me autoimpuse una penitencia que espero dé resultado, de lo contrario, la espiral que empecé a trazar hace tiempo seguirá descendiendo hasta terminar con lo que más amo hacer en esta vida.
Para poner el contexto, hace tiempo que me está costando trabajo evocar mi talento y mi habilidad -conectarme a la fuerza creadora pues- y, cuando logro hacerlo, es por instantes. En los lapsos intermedios me convierto presa de la frustración que acaba por dejarme en un estado de catatonia que me impide hacer hasta lo más básico.
El círculo vicioso por excelencia: no puedo evocar mi talento, por ende me frustro y, me frustro por no poder evocarlo.
Luego entonces, he decidido no acercarme a ellas, ni tocarlas, ni acariciarlas por cinco días.
Lo único que puedo hacer es mirarlas y recordar lo que estar con ellas significa para mí; lo que posar mis manos en ellas me hace sentir; poseerlas y ser poseído por ellas; entregarme a sus gemidos y llantos; fundirme en cuerpo y en alma con ellas...
Sólo de escribir eso, mi piel me reclama con un escalofrío, mis manos tiemblan y me piden que corra hacia ellas pero, tendré que aguantar un poco más.
Va a funcionar...
Wednesday, May 06, 2009
Diario de las prohibiciones, Día 1
Posted by Shaman at 11:00 AM
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comments:
De ser mujeres, no te dejarían luego de leer lo presente. Pero como dicen los chinos, para sanar algo, hay que lastimarlo, pero sólo lo suficiente.
Post a Comment